Las ciudades no tienen un solo color, ni un solo trazo, no se visten igual, ni hablan de lo mismo: en cada una de sus calles, esquinas y colinas se viven historias diferentes, historias cuyo destino muchas veces es el anonimato; suele ocurrir que sólo las historias de las grandes avenidas, las de cierto tono y olor son contadas y replicadas, mientras que esas “Otras Ciudades” siguen sin ser vistas.